sábado, 18 de mayo de 2013

La cara más visible.

Cuanto más fácil y tranquilizador sería poder pensar que las noches horribles que tuvimos que vivir las hubiesen logrado provocar sólo unas cuantas pocas personas, unos cuantos criminales ferozmente cobardes que tomaron las armas del pueblo en contra de ese pueblo mismo. Miserables apoyados desde las sombras por miserables peores que desde sus despachos de grandes empresarios y o dirigentes políticos nos infringieron esas noches cruentas de desesperación y tortura. Sólo unos cuantos miles, con unas pocas espantosas caras visibles, y no cientos de miles o más bien millones como en realidad fueron.
Los humanos somos los animales con mayor propensión al desarrollo del pensamiento simbólico, he ahí nuestra principal particularidad entre los simios mayores; creo que en parte seguramente por eso nos decidimos a otorgarles a algunos de los gorilas que nos acompañan caminando por acá la característica de espejos encarnados de nuestros peores ángulos. La cara más visible se transforma entonces, mediante nuestra construcción, en la totalidad absoluta del mal que representa. ¡Y cómo les gusta a algunos simios nuestros hacerse cargo de esa tarea encomendada, les encanta! Y se caracterizan de tales monstruos totales, categóricos, tajantes, definitivos... Con bigotes, gestos y uniformes marciales. 
Ayer murió uno de esos. Lamentablemente no murió con él casi nada de toda la mierda que le tocó personificar. 

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