domingo, 26 de febrero de 2012

Del otro lado de nuestra justicia.

Retoque de la nota inicialmente publicada en el Blog NO HAY DERECHO gracias a la generosidad de Alberto Bovino.  
http://nohuboderecho.blogspot.com/2012/02/la-justicia-en-crisis-6.html

Cuando pensamos quietamente o nos planteamos con ingenuidad balbuceante, el derecho que sin lugar a dudas deberíamos tener todas las personas simples a la justicia, que como deber inalienable, nos debería proveer el Estado. Casi de manera automática nos remitimos al papel de victimas de delitos. No contenidas ni comprendidas por un “Sistema Judicial” que da vista de numerosos signos de agobio, abarrotamiento e impericia.
Pero del otro lado de esta interpretación rumorosa, tan ampliamente extendida y difundida con vehemencia y a grandes títulos por los musculosos defensores del intocable estado de las cosas; con sus frecuentes pedidos de endurecimiento de las penas y baja en las edades de imputabilidad. Hay otras visiones, más oscurecidas y con muchísima menos aceptación entre las tibias y sencillas personas que caminan por las calles de los pueblos y ciudades; haciendo sus habituales compras en los distintos tipos de tiendas o yendo a los templos de sus peculiares credos, con absoluta y desprevenida distracción amable.
Hay otra cotidianeidad que da vueltas de carnero por los incontables rincones obscenos de estas tierras de verdaderas vírgenes morbosamente manoseadas.
Inicialmente lejos de los púdicos despachos ornamentados con balanzas y mujeres ciegas, que pretenden aludir a una equidad que se da de cara con la realidad, y con cruces que remiten a injusticias lejanas, marchan los crucificados de estos días.  
Caminan por sus lugares de privación esparcida, donde nuestras sociedades cubicas, los preparan desde sus pequeñas y miserables cunas rodeadas de heces, para que desarrollen sus vidas como carne de presidio, carne de tumba, carne podrida.
Ahí, en los pantanos, donde los rayos del simpático y sonriente sol de la pretendida “Republica” no llegan; nacen nuestros condenados, sin primario derecho a juicio, ni al más mínimo amague de debida defensa.
De esos arrabales embarrados se los extrae con alguna escusa, casi siempre escasa de sentido, para hacerles dar un paseo por alguna celda de comisaria, y más temprano que tarde, apilarlos en unos edificios desproporcionados que se suelen dar en llamar graciosamente “preventorios”.
Allí, en esas descorazonadas instituciones, aceptables para las autoridades que detentan el ejercicio del poder en el sector; se los cocina a fuego lento en el desprecio y el maltrato, que los terminara por volver, casi con seguridad, irremediables.
Porque determinados dolores, padecimientos y crueldades, no encuentran remedios, sino paliativos, con una gruesa cantidad de efectos colaterales.  Y son esas sustancias, las que por lo general comenzaron ayudando en el trabajo, y con frecuencia asisten en su conclusión.
Desde el sentido común no pareciera difícil encontrar soluciones más razonables a las vigentes.
Pero es innegable que la razón pierde por grosera paliza en lo que a estas lides, y a tantas otras, se refiere.
- ¿Pero no todos los pibes que nacen envueltos en los desordenados residuos de nuestras comunidades, caen en la delincuencia?
- ¿Es una suerte, no? 

martes, 14 de febrero de 2012

Unos días en la cárcel.



A la memoria del “Perro rojo”.

Nos conocimos bajo circunstancias que podrían considerarse en un todo y de pleno, como “objetivamente especiales” o "relativamente atípicas". Una recurrente inclinación mía a infringir la en ese momento tan estrictamente cuidada y grandilocuente ley imperante de lucha (a brazo partido) contra las "diabólicas" drogas. Las llamadas “ilícitas” y también contra el empleo indebido de las de curso legal. Todo esto, en sus variantes posibles, de trafico, venta decididamente mayorista, parcialmente mayorista, minorista, ridículamente minorista y también y fundamentalmente, el uso lúdico, el recreativo, el abuso extrovertido, el gris y o la desorbitada dependencia (en mi caso liso y llano, por cierto, solo se trataba de abundante y variada tenencia para consumo estrictamente personal y de carácter exploratorio... y o de circunstancial abuso extra-exploratorio). Y en el caso de él: su dificultosamente remediable condición estructural de carne desarrollada desde la más tierna infancia para recalar en las abominables tumbas formuladas a tal efecto. Estas circunstancias nos reunieron por un periodo breve de tiempo en una “institución” execrable, de esas en que las tensas rejas, los muros inagotables, las mugres irredimibles, las cerraduras y las llaves se adueñan de la casi totalidad del paisaje. La misma llevaba y lleva hasta el momento, el nombre de un militar Argentino (Teniente General) que fuera dos veces Presidente de la “Republica”, y representó, representa y representará seguramente, como suele suceder en estos casos, visiones completamente antagónicas, “según el cristal con el que se lo elija mirar”. Para algunos: “Prócer” y “Padre” excretor de la inconmensurable patria amada.
Para otros tantos: “Vil genocida”.

- Yo en mi enfoque confusamente maniqueo, limitado, extemporáneo, sesgado y por sobre todo descarrilado y subjetivo, me siento inclinado a calificar a este sujeto del pasado, presente en billetes de alta denominación vigentes en estos tiempos que corren o simulan correr a gran velocidad, de soberano hijo de varios millones de enormes y deformadisimos culos de hediondez extremadísima.

- En lo que a atañe a mi hermano circunstancial. Del que no puedo recordar nombre, apellido, ni tan siquiera pseudónimo y me inclino a nombrar caprichosamente como: “Perro rojo”. Solo puedo decir que admiré cada segundo de su valiente indignación, que no pudo ser lijada por las frecuentes palizas a las que era sometido por la autoridad pertinente, con infinita y dedicada crueldad.
Lo recuerdo escribiendo sobre la pared de una sala común con la sangre que brotaba de su herida nariz: “Chanchos de mierda”.

- Para vos hermano, son cada una de estas ineptas, titubeantes y gruesas líneas. ¿Donde quiera que te encuentres?
- Yo soy tu sombra loco, tu sombra… y cuando escribo de mi, escribo de vos.
- Un mal boxeador que va a dar pelea ¡Siempre! Hasta que la pisoteada lona, plagada de multicolor publicidad insensata, me abrace definitivamente.




  
Aproximación.


- Algunos caminos son de alguna manera fundacionales en la vida de las personas.
El haberlos transitado nos vuelve inevitablemente distintos, podría decirse también, irreparablemente otros. 
Nadie que haya pasado unos días por el encierro institucionalizado, llámese: cárcel, preventorio, manicomio, etc… Puede dejar ese tiempo escondido en algún archivo abstracto.
Esa porción de vida enajenada de la vida, es invariablemente un tatuaje en la piel, en las entrañas y en la mente. En mi caso: una serpiente de cascabel enroscada en un puñal con una cabeza de dragón tallada en la empuñadura.

Obviamente la invitación que hago a continuación es a un juego intelectual, a un juego metafórico.
- ¡Va!… La verdad, es que no lo tengo del todo claro.
- Elijan ustedes. 





Unos días en la cárcel.


- Un instante, un segundo, un maldito paso en falso y la vida puede cambiar drástica y dramáticamente.

- Las personas trastabillamos en algunos pequeños pozos que parecen inconcebibles, por insignificantes.
- ¿Quizás, trampas instaladas para que no olvidemos la posibilidad irremediable de tropezar?

- Entrar calladamente, habiendo dejado atrás todos los restos de la verdadera y única vida. Entrar a ese mundo exaltadamente opresivo, donde la violenta incomodidad se adueña de todos los resquicios.
- Reverberan en el pasillo fatídico los datos metálicos del inminente encierro.
- No hay, ni puede haber jamás un lugar sano entre esas paredes infectas, cargadas con todas las miserias de las que se tiene conciencia.
- Su Señoría dispuso, desde su promisorio y portentoso estrado, la suerte oscura del reo.
- Amplificación!!!... del pasado, del presente extraviado y difuso... del futuro absolutamente incierto, aunque casi con seguridad desastrado. Nada puede ser igual... igual... o igual.
- Nunca nada deberá ni podrá ser lo mismo, para la putrefacta personificación que ingrese en el circuito enajenado del "circulo oficial, honestamente constituido".
- En virtud de los hechos acaecidos; acaecidos los hechos, en por lo menos aparente ausencia de lo que solemos considerar "virtud". Amén.
- ¡Será justicia! ?...
- Aplauso, medalla degradadamente dorada y beso negro.

- Digresiones descarriadas en los primeros instantes en la mazmorra.
- (Que suerte de mierda, la concha de la reputisima madre de dios y de todos los santos del orto. ¿Cómo puede ser? Que terrible y soberana cagada. Después de todo: ¿Qué carajo hice mal? Les resulta conveniente tener siempre a mano un chivo expiatorio, para desplazar hacia él, toda la mugre que generan).

- La vieja y transitada opereta, de la vida entera pasándonos en segundos por delante; lluvia de recuerdos, de sonrisas, de caras infinitamente amadas, de dolores agudos...
- La estéril e inapropiada búsqueda de un objeto punzante con el que cortarse las putas venas.
- Toda persona debería pasar algunos días en la cárcel. Aunque más no sea unos pocos.

- No se puede negar la relevancia y la capacidad explosiva y expansora de las experiencias traumáticas.
- Damas y caballeros: ¡Busquen el trauma! O por lo menos no lo eludan.

- Algunas veces se pretende establecer un paréntesis. Un cambio repentino hacia otras visiones, otros actos, otras preferencias. El objetivo suele ser alejarse de la cotidianeidad y su profusa continuidad de hechos monocordes.
- Mis alejamientos preferidos... expandirme... excitarme... eyectarme.
- Tu voz insinuante, tu piel suave.
- Eyacular hasta el borde mismo del desmayo.
- Una playa desierta de aguas cálidas, el reparo cercano de una vegetación cautivante.
- Cielo.
- Acelerar.
- El torrente adrenalinico. 

- Puta madre.
- La reputisima madre.
- Que tremenda e iridiscente reputisima madre.

- Hay fulgurantes ideas inesperadas, que cuando asaltan vertiginosas nuestras mentes, las consideramos inmediatamente como desatinadas, alocadas, desaforadas, desalineadas; es que en ellas puede encontrarse adentrado el germen de algo que salta la barrera impuesta por las convenciones del sistema que reconocemos como imperante; el imperio del infinito e insondable "estado de las cosas".
Esas ocurrencias suelen surcar el pensamiento a la velocidad de la luz, porque resultan profundamente incomodas, hasta intolerables.
No se puede, ni se debe pensar más allá de los límites recomendados por una sociedad, de la que somos irremediablemente socios; aún sin adherir completamente, a veces ni cercanamente, a sus preceptos, dogmas y propuestas de sentido constitutivo.
En mi carácter de ferviente y consecuente desequilibrado, no puedo evitar creer: -que hurgando por afuera de esos límites, esta la única posibilidad de encontrar algún criterio más humano que el de la supuesta humanidad de la que somos infinitesimal parte.
Este principio es aplicado sin mayores contradicciones en la investigación científica, en el arte...-¿ Que sería del mundo sin los inspirados "dementes" que cruzan incorrectos los ingobernables y extremados “ríos torrenciales”, sin el temor que subyace en la enorme mayoría de las personas de ser considerados por los otros como "dementes"??? 
- Pero cuando se trata de aspectos concernientes a la organización de las personas en comunidad, los límites se vuelven automáticamente más rígidos, en algunos casos "absolutamente" inquebrantables.
Aunque cualquier persona de mediana inteligencia, pueda reconocer que "lo absoluto" es un concepto profundamente alejado de "lo humano"; "lo absoluto" prescinde permanentemente de "lo humano" en nuestros exasperantes e "inhumanos" usos y costumbres, estilos de vida; en el imperio del infinito e insondable "estado de las cosas".
- Aplauso, medalla degradadamenté dorada y beso extensamente negro.

- La droga es un camino de ida... y vuelta... e ida... y vuelta... e ida...
- El brioso alcohol igual.
- La vida es invariablemente un camino de ida. ¿No?
- La oxidación evidente no nos deja mentir.
- Toda persona debería pasar algunos terribles días en una horrible cárcel. Aunque más no sea unos pocos pero interminables días de mierda licuada.





Volver a caer.


Soñando una canción tristísima en la noche anterior a un desatino.


- La oscura noche sin vestigios de luna, suele contener para algunos, fuertes dosis de intrincada desmesura.
A la batalla insomne, le puede seguir una caída en trance que no me animaría a denominar sueño.
- Unas decrepitas notas aisladas, ejecutadas con algo parecido a un violonchelo, pero que no es un violonchelo, o si lo fuera estaría tratado con algún procesador electrónico.
Asqueroso, insultante, abusivo, blasfemo.
Las cuerdas salvajemente percutidas por un arco que tendía a deshilvanarse raudamente.  

-Esas noches extensas, cuando tienen el carácter de ser previas a algo importante, o no. Guardan en si mismas las respuestas, a lo que posteriormente será, sin lugar a ninguna duda: la verdad absolutamente revelada; solvente, material y precisa. Que antes no fue vista, ni prevista, ni siquiera entrevista o soñada, claro está.
- Porque la vida suele jugar con nosotros, con la misma habilidad con la que el viento juega con las hojas desprevenidas, de los arboles más desprevenidos aún. Y esta comparación extensamente odiosa, planamente reiterada hasta el hartazgo y la vergüenza, es el símbolo más firme que encuentro para representar la tantas veces inexpugnable aleatoriedad de la existencia.
Porque el tan mentado y mentolado... y convencionalmente coloreado libre albedrío, es tan solo un juego desbastado, al que le faltan, al mismo tiempo que le sobran, todas las miserables y malditas reglas. - ¿Entendés?
- Te lo cuento susurrando, como quien canta una tenue canción de cuna. En el tono de un niño muy, pero muy, pero muy, muy ínfimo, y con la voz distorsionada de la ancianidad y la decrepitud más extrema.
- Porque esta noche se perderá en un gruñido áspero, que durará mucho tiempo.
- ¡Suerte! - La vamos a necesitar.



Mañana numero uno y mediodía abstracto.


- El comienzo del fin de mi futuro, se fue despertando esa mañana demorada e inexpresiva; quizás un poco por lo alterado del clima: cielo muy pero muy gris, con un poco de naranja y bastante blanco, y una brisa arremolinada y tensa; o quizás: por lo informe de mis pensamientos acumulados, en aquellos momentos tan particularmente extraviados.
Para darle solida y exponencial potencia constitutiva al día en cuestión, porque siempre he sido una bestia, desde que tengo uso de algo que podría ser considerado similar a la razón; me prepare un extraordinario desayuno de estilo salvajemente extremado con: Jack Daniel's Black Label Old Number 7 of Tennessee. United States of Fucking America. Fucking Whiskey... y unas infernales medialunas de antigüedad no precisable ni con Carbono-14, untadas rigurosa y pulcramente, con un queso azul profundo escarnio, congruentemente podridísimo.
Después, un dilatado e inapropiado sueño despierto, enfrentado, o trabado en lucha, con una melodía colosalmente deshilvanada y desproporcionada.
- Los hechos, como es habitual en estos casos, y en circunstancias similares, se sucedieron a otros hechos inmediatamente anteriores, que hasta ese instante no guardaban demasiada o ninguna relevancia.
- Tenia más ganas de perder que de ganar...
- Las caídas no suelen ser un problema grave, ni complejo, para quien las conoce acabadamente, en sus variadas formas, texturas y colores... y sabe del gusto especial de la lona al besarla.
- Las caídas no son para nada, un gran problema.
- Un recuerdo nítido de aquel esperpento, que con la cara completamente molida a golpes, levantaba victorioso los brazos inválidos.


- Me gusta desaforadamente la exageración... y vociferar es una de mis actividades favoritas.
El canto descarriado y despilfarrante de brío, con total carencia de sentido, es una de las formas de arte menos transitadas y más valorables, según mi leal saber y entender.
- El viejo asqueroso, desalineado y demente, al que no puedo nombrar, porque me querellaría sin lugar a la más mínima duda; vocifera constantemente con su colorida y altanera trompeta blasfema... y muchos jóvenes y promisorios "profesionales" reconocidos en el "ambiente" del encierro estilístico, académico y academicista, recurren al soberano animal, hijo de cientos de miles de hilos de mierda, cubierto integralmente en una profusa capa de grasa infecto contagiosa, para intentar perfeccionar lo enteramente imperfeccionable.
- Paradojas...
- "Tenés fuego en las venas y en el culo un enorme torpedo eyector, fuente descaradamente emanante del bramido primario y de toda forma posible de extracción de las viscerales representaciones del sentido de la existencia, de la razón, la sinrazón, la justicia e injusticia... la moralidad, inmoralidad y de todos los usos y costumbres, humanos y humanoides, posibles. Catalogados en densos, intrincados y valorados volúmenes, de procedencias diversas".


- Algunos boxeadores se parecen muchísimo a algunos trompetistas, o viceversa. -Y no lo digo por vos, viejo puto.


- La calle estaba más exasperadamente incierta que la mañana.
- Me senté a moler el tiempo en un arrabal, hecho Bar, y hecho mierda; viendo pasar lo que no se suele ver, porque ese era mi estado. Mi ánimo infiltrado por la desdicha y el acorralamiento, corría en el sentido de las agujas de un reloj hipnótico y desquiciado.


- No quiero ver a nadie conocido.
- No quiero reconocer a nadie.
- No quiero tener a nadie cerca.
- No debo...
- Que el maltrato sea solo para mi. -No lo comparto...
- Prefiero no hablar...tan solo lo imprescindible.


¿Puede ser brillante el humo de un cigarro? ¿Puede ser brillante el maldito y desconsiderado humo de una puta breva? La recalcadisima concha de la madre de dios padre, hijo o espíritu santo.
¿Escuchaste decir alguna vez: "el tiempo duele”???
- Te duele hasta el alma, en la que descrees ferviente y tenazmente.
- Se descorazona la mañana y el sol inflamado llega a su desconfigurado cenit. Amén.
- ¡Quiero comer algo muy picante!!!



El reposo del guerrero insolvente.


- Una siesta enferma en un banquillo de acusado duro como las piedras, porque así son, fueron y serán irremediablemente las cosas. Porque de piedras esta hecha gran parte de la existencia. ¿Parece?
- Que el letrado, en su conocimiento de las razones y las causas, de su versión especifica y acabada de los hechos. Yo solo sé que soy un hombre enteramente inocente, absolutamente inocente… e injustamente maltratado...

- ¿Doctor, me convida dos millones de cigarrillos? - Siento deseos de fumar como un loco.