jueves, 29 de diciembre de 2011

La misma ruta.

Alguien que no te quiere, o si te quiere: “no te quiere del todo bien”. Pretende hacerte creer que indeterminadísimos y metafóricos trenes, aviones, micros o barcos, pasan solo una vez por delante de tu única y módica vida.
-          Y la lluvia que te empapo hasta los huesos, no volverá a hacerlo jamás.
-          Y esa sonrisa que no podías borrar de ninguno de los resquicios de tu cara, termino indefectiblemente.
-          Y nunca nada de lo que fue, será igual.
-   ¡Nunca nada!
Sin embargo, todo parece indicar lo contrario. Que esta historia se trata de un devenir cíclico constante.
-          Y los aviones, vuelan miles de veces la misma ruta.
¡Si, claro! - Siempre de distinta forma…
-          La misma ruta.

Dijimos algo a alguien… y nos perdimos… y nos fuimos sin volver a emitir el más mínimo sonido. Desapareciendo… Como se desaparece en los actos de ilusionismo. Sin explicaciones. -  Mágicamente
-          Chau.

Al rato, nos acercamos a ese alguien por la espalda, para abrazarlo “infinitamente”…
Y ese alguien nos entiende “completa” y “acabadamente”. Percibe en el acto, nuestro amor “vívido”.
Si después de todo la sucesión de momentos, a veces intrincados y a veces deshilvanados e ilógicos, son una película y un sueño… y el silencio inadaptado… y una voz brillante u oscura que canta la misma canción un millón de exasperantes veces, con matices y giros, o cambiándola casi por completo, pero repitiendo el mismo redoble de tambores y conceptos. La misma idea hecha de otras palabras, con afecto o sin él, con un extraño asombro reiterado. 
-          Quiero que me creas. Soy otra persona. Ya no soy el mismo.
-          Aunque me veas extraordinariamente parecido al que fuera cinco minutos antes.
-          Todo cambió… Todo, absolutamente todo, creéme.

La pasta simbólica de la que fueron hechos los hechos y los ecos de la sucesión continua, pendular, inextinguible, percutante y con altos indices de una aleatoriedad que no puede ser desconocida; permanecerá impertérrita.   
- Es nuestra particular y esculpida “Historia”.

-          Blah, blah, blah, blahhh!!!

-       Te vi sentada a un costado de la ruta… esperando… intranquila.

-          Fumando quinientas veces el mismo cigarrillo.

En este juego lo único que no se repite es nuestra participación, acotada a una sucesión de reiteraciones limitadas posibles. 
  

jueves, 22 de diciembre de 2011

Un poco de salvaje inspiración.

A la medida del tiempo que pasa y se va inexorablemente, están hechas nuestras ínfimas horas, que algunas raras veces, sin explicación, se llenan de mínimas felicidades; visiones, participaciones, sueños y actos, que nos acercan a un poco de la emoción que hace de la vida algo más placentero que la equilibrada subsistencia.
El equilibrio verdaderamente inspirador, diría sin temor a equivocarme, el verdadero equilibrio; únicamente proviene de algún alambre extendido a varios metros de altura, bien lejos del piso. Ese era el territorio de una fantástica bestia amable que se llamo y probablemente se llame siempre: Luca Prodan.


- Yo no soy un artista. Decía repetidamente a todo aquel que quisiera escucharlo; así era su proverbial forma de convocar al alambre. Porque en esa declaración de principios estaba contenido el lugar del que Luca venia, con el sagrado objetivo de inspirar salvajemente otras vidas.
Así era... irresistiblemente arrasador, verlo caminar y cantar.. y saltar... firmemente, con su conmovida presencia de ilusionista, algunas veces brutal, otras tantas afable.
En el fucking alambre, jugando con fuego, con la cámara Roland, con un bife o un pescado, con sus amigos, con la vida... 


Desde aquel día en que se fue, me muero de ganas de volver a verlo.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una mirada alrededor de un final.

Hablábamos de nada, que a veces pareciera exactamente lo mismo que hablar del mundo. 
El camino es salvaje.  
La imprevisible mente humana se puede desplazar inexplicable y serpenteante, desde una sonrisa plena cubriendo la totalidad de una cara, a silencios impregnados de dolores profundos, extensos y agudisimos. 
La vida de una persona puede perder el atesorado sentido, que construyo trabajosamente, con la rapidez vertiginosa de una vuelta de pagina.
Caminamos transcurriendo.
- ¿ Así de extremas pueden ser las cosas ? 
- Pretender entender el descomunal remolino orgánico, sus idas y vueltas, sus luces y sombras, es generalmente para los simples seres con fecha de vencimiento, un deseo lejano... muy lejano. - Aunque necesario.
Se terminan las palabras con todas sus entrelineas al mismo tiempo que se apaga una existencia joven y aún, por lo menos en apariencia repleta, hasta unos instantes antes de infinidad de todo.
Cavilamos espantados. 
Algunos creemos comprender lo que llena la vida y conocer larga y acabadamente los motivos que dan por resultado el vació encarnado que elige saltar. 
La oscuridad del final puede entrar subrepticiamente o a las trompadas, poco importa...  
El resultado es la mismísima muerte derramada sobre el suelo de los humanos. 
"Que descanse en paz" o "Que en paz descanse" - Dice innecesaria y cotidianamente una potente o quizás impotente voz lúgubre y desatinada. 
- Creo que la paz no existe y el descanso, por mucho que nos pese, es también otra ilusión nuestra. 
El camino es siempre bastante salvaje.
- Las únicas pertenencias que nos acompañan son la respiración y unas pocas ideas. Ojo, que en ellas puede haber alguna clave.  

martes, 6 de diciembre de 2011

Un regalo proveniente de la intención de agraviar vedadamente.

- Fui marchando decidido, inmerso en una rígida y marcial convicción. Parecía acompañarme en cada uno de mis pasos, firmes y precisos, un grupo de tambores, tan enajenados como yo. Fui impertérrito hacia un estridente y pretencioso comercio de electro domésticos pseudo-futuristas. Llevaba en mis desacomodadas entrañas, la intención aviesa de comprar algún articulo falaz, que representara algo distinto de lo que en realidad era. Fui a comprar un acto de ilusionismo, un acto de pura, puta y simple magia; implícita en algún objeto vulgar, de total y extremísima vulgaridad, que se me antojara una síntesis... una metáfora... de algo. ¿No se?  
Vi un exprimidor de fruta, también conocido por el publico en general, como juguera o multi-juguera, que tenia un desopilante aspecto extra-galáctico. ¿ Podría ser ?  
- Pero no...¡ No !!!
- Había una infinidad de extrañisimas pelotudeces: una radio hiper-chata totalmente digital con un imán para poner en la heladera, un ultra-mini-grabador con aspecto de lapicera, una micro-refrigeradora de bebidas enlatadas... ¿ Una depiladora definitiva por luz pulsada ?... Una cafetera express totalmente automatizada que se asemejaba a la reproducción en escala de un submarino nuclear, una jarra térmica multicolor que incluía un reproductor digital de fotografías, una supuesta freidora "inteligente"... un horno eléctrico con puerto usb, para vaya uno a saber que cosa y una interminable y mefistofélica cantidad de ilimitados etc... 
- La gente que me rodeaba, incluidos los vendedores, parecían compartir un lenguaje particular, como una suerte de dialecto espasmódico, que se me hacia exasperantemente ajeno y por momentos totalmente incomprensible.  
   - Paremos... - A ver si nos entendemos, quiero comprar una mentira. Pero una mentira que parezca cierta, alguna cosa desorbitadamente rara, en lo posible muy, pero muy voluminosa, exagerada en todos los sentidos y acepciones posibles, y brillante; si tiene alguna utilidad mejor, y si no, no importa. Ok. No quiero gastar mucho. En realidad no quiero gastar absolutamente nada de nada, ni una puta y deshilvanada mierda; pero eso a vos, estimado Gauchito, con todo respeto te lo digo, no tiene porque importarte un reverendo, soberano y enaltecido carajo. - ¿ Esto es correcto ? - Dale, bien entonces... bien.
- El tipo que me atendía parecía no comprenderme enteramente. Diría mejor, ni minimamente. Me miraba entre espantado y sumido en una resignación cuasi-mística; en un momento me pareció que meditaba, según los usos y costumbres Hinduistas. Era un tipo joven, de unos veintipico, alto, muy delgado, como mal armado, y de una compleja piel: con un entramado sumamente irregular y de un color ligeramente aberenjenado.    
- La situación de búsqueda infructuosa, en virtud de mi profunda e intolerable incapacidad de aceptar la profusa variedad de insatisfacción y ansiedad que propone la vida cotidiana, en estos tiempos tan particularmente inmediatistas, se me hacia cada vez más inaceptable. Ademas con el transcurrir de la existencia, me he puesto cada vez más reacio al contacto con las multitudes diseminadas, al estilo de hormigas enardecidas, que frecuentan estos centros de consumo masivo de ineficaces estupideces.
- Por momentos empezó a parecerme que él Hinduista me tomaba el pelo.     
- De pronto se hizo la luz...Frente a mis ojos una extrañisima y redonda extravagancia. - ¿Que fantastico corno es esto? 
   - Esto es un recuperador de magnetismo y al mismo tiempo una conservadora de hielo. Me contesto, el ascético vendedor.
   - ¡ Muy bien querido Plin, me lo llevo !!!  
- Partí del lugar lleno de gozo, pleno, vibrante, con el agrado derivado del deber cumplido. "Hasta la total e incontrastable victoria, siempre"  
    

martes, 29 de noviembre de 2011

Reiterándome en la apreciación de la bestia.

La maleta del loco.


- Me acerque consciente de que no iba a ser bien recibido. Siempre existió entre nosotros una animosa tensión, ingobernable por ninguna de las partes. Fuimos amigos durante unos pocos minutos, para inmediatamente después, convertirnos en compartimentos antagónicos.
Desde el principio admire su inquebrantable fiereza. Creo que el sentía algo parecido, aunque yo nunca fui tan fiero.
Aquella noche entré al Bar añejo sin reconocer a nadie, ni siquiera a los conocidos; el paso del tiempo y sus impregnadas anomalías, me fueron convirtiendo a cierta forma de ostracismo empírico.   
Me senté a un costado del escenario, cerca, pero pegado a la pared contraria al acceso de los músicos.
Pedí cerveza negra y maníes salados... claro.
   - ¿ Sos vos, demente ? - Me pregunto una Mara inconcebiblemente más hermosa que 10 años atrás.  
   - Creo que si, pero no. Le respondí sonriendo ligeramente, densamente conmocionado por verla tan tremendamente bella. Esos fantásticos ojos negros de magnitud y profundidad inconmensurables...y esos labios.
   - Claro...si... soy yo, pero bastante más ciego, más sordo y más loco.  
   - ¿ Más loco, todavía ? Imposible, no te puedo creer. Me dijo con esa voz repiqueteantemente suave. 
   - Nos vemos después Joe, me tengo que ir a la puerta. 
   - Ok. mon amour.   


- Lentamente la atmósfera del lugar se fue transformando, se preparaba la esperada aparición del séquito de la bestia, para el posterior ingreso infernal de la bestia en persona.
Unas ondas desperdigadas empezaron a dar a luz... y rápidamente algunos golpes de tambor dieron lugar a un increyendo fantasmagórico. Distorsión valvular profusamente externada, aplausos y...???
- Derramando las endebles piernas, tal su vieja y consolidada costumbre, subió el terrible pedazo de chapa crujiente, maleta en mano... Agazapado, extrajo el instrumento conector de su furia y salto violentamente, huyendo hacia adelante, para clavar un inhumano bramido jurásico, que solo tiene comparación en el mundo más salvaje, extirpado de este planeta de mierda que pisamos.         



jueves, 27 de octubre de 2011

Brut nature.

- Uno tiene como objetivo mantener aquella pureza constitutiva, esa maraña amada de ideas que lo fueron conformando.
Uno suele ser bastante de lo que dice, pero mucho más: -uno es lo que calla.
Ni que hablar de lo que se omite con profundo e interminable dolor de entrañas.
No se quiere pasar por la vida sin haber dicho, por lo menos una parte pequeña de todas esa sombras, cautivas en un lugar impreciso del cuerpo o de la mente.
El tiempo a algunos nos enseña, que por sobre todas las heces que flotan en nuestro río, hay una brisa que se parece bastante a la realidad.
- No esperes de mi, más que mi honesta brutalidad.
- Con toda la poca voluntad y empeño del que soy capaz.
- Inacabadamente...

martes, 25 de octubre de 2011

Recopilación impúdica de intentos.


Exégesis irrelevante.

Nunca he tenido otra intención que no sea la de recomponer el equilibrio perdido, en aquellos tiempos en los que descompuse todo lo compuesto. El color, la forma, la ideología, el sonido derramado caliente, el ruido. Las inexplicables palabras y las exiguas dosis de realismo. Abstracción dialéctica, expresionismo, neofiguración, música aleatoria o silencio espasmódico. Cierta desconexión inclaudicable. Relativismo a ultranza.

Un enervante ladrido crujiente que aparece de pronto para alterar la amable tranquilidad de una suave y lenta tarde soporífera. Implacable rasgueo que vuelve del pasado y llega del futuro, con el único e invaluable objetivo de hacer que apretemos un rato los dientes.
Exasperados acordes percutantes, un martillo neumático marcando enajenadamente el ritmo.
Hierro, asfalto, acero, vidrio. Algunas notas despiadadas. Gritos, susurros y silencios.


La percepción del toro.

Atrás quedaron aquellos años de incandescente terquedad. Cuando cada movimiento del odiado trapo generaba la reacción exasperada e inmediata. El paso del tiempo nos obliga a replantearnos muchas cosas, la energía ya no es la misma y es necesaria la inevitable dosificación.
-¿Es que el viejo animal perdió algo de su taurina convicción? 
Decididamente no. Aprendió a esperar el momento mas indicado para el ataque, y esa "sabiduría" lo volvió mucho más peligroso.
Este toro viejo casi ni bufa, no da rodeos, no escarba; elude y embiste, solo en aquellos momentos en los que el agresor le parece más alcanzable.
Por momentos es como si se distrajera del combate, se pone de costado desatendiendo la contienda y de pronto salta violento sobre sus pasos.
El toro que ha vivido muchos años necesariamente entiende lo que hace.


Realidad enclaustrada.

El silencio se apoderaba de esos viscosos e inyectados ojos viejos, que no lograban entender lo que pasaba frente a ellos. -"Nunca jamás en todos mis años había visto algo así, esta desproporción, este sin sentido. ¡Dios me valga!". Murmuraba ínfimo, sin atreverse a expresar a voz viva y precisa, lo que su conciencia, su inconsciencia, su inconsistencia y su profunda perturbación le dictaban.
¿A alguien le puede caber alguna duda de que somos estrictamente aquello, que fuimos experimentando en el correr aleatorio de nuestros exiguos días?  El viejo y cada uno de sus edemas y maculas, pretendiendo entender lo esquivo, lo intraducible para su comprensión limitada, sesgada, invalida; o como diablos quieran llamar ustedes a un "entendimiento" plagado de prejuicios e intersecciones claustrofóbicas.
Devenir espasmódico a veces, pendular otras tantas; transitar ebrio como ejemplo concreto y cercano.
-¿Estuviste mucho tiempo en el hospital psiquiátrico? -Salvaje. -¿El reformatorio fue un lugar apropiado para tu desarrollo juvenil? -Pedazo de lumpen. -¿Alcohólicos Anónimos le ofreció una solución a tu inconveniente de sed irrefrenable? -Bestia beoda.
La ley y el orden establecido circundándonos, desde aquellos pequeños primeros momentos, en los que éramos poco más que amebas, movedizas y fulgurantes pero minúsculas e inhabitadas amebas.
La esbelta Señora de aspecto Greco-Romano, ciega, sorda, muda y bastante emputecida con su largo brazo, siempre bien dispuesto a degollar ladrones de gallinas, mientras por otra parte le hace guiños seductores a los emblemáticos depredadores de elegancia inconmensurable.      
Nuestros simpáticos y amables y no tan simpáticos ni tan amables y o decididamente despreciables dirigentes, formados en la tradición enciclopedista Francesa y o Anglosajona, por una caterva en gran medida morbosa y tenuemente afectiva, de agradables y no tan agradables profesores, bien intencionados o no tanto, fracasados, extraviados e insensibles: -¿Tienen una cosmovisión extensa y expansiva?.
-¿No son esos hombres que ocupan el lugar de las decisiones, el reflejo cabal e inequívoco de esta sociedad apegada brutalmente a la marisma informe del vale todo?
-No hay demasiado lugar para la sensibilidad en este mundo nuestro, tan atado a la búsqueda explosiva.
-A la satisfacción absoluta, absurda e inmediata.
-No pierdan su tiempo en superficialidades. -Busquen en lo profundo de la Bolsa de Valores, buceen entre sus mágicos, sutiles y enigmáticos vericuetos entrañables. -El Mercado de futuro de Commodities. -La vibrante burbuja inmobiliaria. -La siempre exuberante industria intangible. La Asociación de Ruralistas Incólumes. "Y la sagrada Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei"...por no hacer referencia directa a la recalcadisima concha de la lora, fuente emanante de toda razón y justicia.
¡Al gran pueblo exprimido cruelmente, sin solución de continuidad y hasta el hartazgo siempre! ¡Salud!!!


Un poco.

La amable comodidad de un portentoso y mullido sillón reclinable estratégicamente enfrentado a una enorme pantalla "Led TV". Las imágenes nítidas y brillantes de un mundo prolijamente filmado conmueven al tipo que se va transportando lentamente de su sedentaria soñolencia a un movimiento virtual, cuasi místico, nirvanico. Una publicidad de tostadoras eléctricas induce en el observador cautivado una ligera sensación de necesidad de alimentarse, pero el deseo generado por la belleza estremecedora de la protagonista del aviso lo invade por completo; armónicas curvas infinitas, suaves, una piel interminable, solo interrumpida por detalles todavía más increíbles; humedad, suprema humedad, ahí exactamente ahí, donde una pequeña dosis de agua se transforma en una joya invaluable.
El tímido comienzo de una muy superficial erección y el abrupto giro hacia la minúscula heladera situada a milímetros de sus sedientas manos. Entre las refrigeradas latas de cervezas, gaseosas, algunas botellitas de vinos gasificados light, aguas saborizadas, aguas mineralizadas, aperitivos express; el sujeto elige una bebida energizante.
No tiene la más mínima intención de moverse de ese su soberbio paraíso.
La tanda publicitaria finaliza y un extraño documental acerca de personas en situación de calle da comienzo en lúgubre blanco y negro. Queda atrapado por una música recirculante con una fuerte carga de extremismo, violenta, eléctrica. Las imágenes dan saltos, se tornan borrosas. Luces enceguecedoras asaltan la pantalla.
Sorprendido, se reconoce en el rostro de un hombre sentado en el cordón de una vereda fumando furiosamente de una pipa ínfima, primero sonríe, después abruptamente se inquieta. 
Una voz áspera canta arrastradamente unos versos:
        Bailando en las sombras que anteceden la noche.
        Siempre recuerdo aquello que fuimos.
        Alguna vez, hace un tiempo.
        Podríamos haber dejado a un lado el destino.
La marcha fatigosa de ese himno distorsionado reverbera en el oscurecido televidente.
La canción resuena:
        Podríamos haber dejado a un lado el destino.
La cara desprolijamente deshabitada del fumador de estricnina, o algún otro veneno, o varios venenos juntos; se fijo a sus retinas y el tipo no podía dejar de verse en esa mueca devaluada.
Una mujer desgañitándose, grita frases incomprensibles completamente fuera de cuadro.


Crónica de una habitual bajeza.

Restos sin vida de una criatura que podrían en principio corresponderse con el perfil de la nena intensamente buscada, fueron encontrados en una bolsa de residuos negra, al costado de una autopista en un basural a cielo abierto.
Una música tensa y cautivante que fuera alguna vez ejecutada en un piano por una persona que no tuvo nunca la más mínima o reputa idea de lo que harían con ella, pretende darle contorno a la infausta noticia.
Contorno de desorbitada infamia, de asquerosa, pestilente y revulsiva infamia.
En exclusiva, medios presentes en el lugar de los horripilantes, aberrantes y aterradores hechos.
Llueven las primeras predicas espasmódicas y los cronistas de los continuos desastres juegan su juego exasperante y exasperado. Se tejen innumerables versiones...
No hay lugar para un instante de atinado silencio.
Las imágenes del basural se mezclan con las preciosas fotografías de la pequeña que habían inundado las pantallas desde el día de su desaparición con su inconmensurable dulzura.
La teoría de los contrastes y los antagonismos subyace en los trasfondos de nuestra despiadada cultura.
La metáfora sonora dibuja giros en el aire y títulos catástrofe color inevitable rojo sangre, empiezan a afirmar lo que hasta hace instantes era potencial. Se tejen innumerables versiones...
No hay lugar, bajo estas circunstancias, para un brevísimo instante de atinado silencio.
El piano en profundo e insistente tono menor, la carita de interminable dulzura, los restos sin vestigios de vida, las intensas explicaciones desprovistas, las aves carroñeras.
En exclusiva.


Una presencia inmaterial.

La idea de la violencia como herramienta de cambio o intersección sobre la realidad política de la República Argentina ha sido, sin ningún lugar a dudas, enterrada a varios metros bajo tierra en un cajón con cientos de cerraduras y sus respectivas llaves. No obstante, su inmaterial presencia es frecuentemente traída de los pelos a la superficie por lo que me atrevo a definir como una extraña e inabordable casta de descerebrados que creen que la polémica en cualquiera de sus formas puede retrotraernos a esa violencia "real" fundada en muchísimos años de profundos e innumerables desencuentros.
Esa furia que elimino tantas vidas, que hizo tanto daño, no tiene un lugar real en nuestro tiempo presente. Largos años de esfuerzo de muchos hombres de verdadera valía, nos pusieron en posición de poder eliminarla de las opciones de intervención sobre la realidad. Nadie en sus cabales puede plantearla como opción en nuestra sociedad refundada, porque para aquellos que no lo sepan, esta patria se refundo y cambio definitivamente el rumbo.
Ese pasado oscuro y violento, no tiene casi ningún punto de contacto con el desenvolvimiento de estos días presentes donde se discute sin temor a represalias reales, más allá de los fantasmas invocados por los turbios o enturbiados representantes de la incontinencia desprovista de lógica, razones y pruebas.
La discusión, el intercambio vehemente, la contradicción fuerte, las profundas diferencias, no se apartan en esta sociedad refundada del respeto absoluto por las reglas de convivencia democrática.
Solo algunos pocos, infinitesimales, se desvían desprovistos de cualquier anuencia de este pacto omnipresente que nos une sin ninguna posibilidad de fisura.
La preocupación de estos pequeños pseudo-pensadores amorfos es a mi entender entonces y a modo de conclusión: infundada o impostada.
Esta claro que pueden estar siendo vilmente utilizados por intereses que todos conocemos en demasía, seria deseable, en tanto personas honestas, eviten invocar presencias que dejaron, por suerte y por acción, de ser reales hace ya varios años.
No tengan miedo de expresar lo que gusten, discurran amablemente o bramen exasperadas predicas, vomiten anacrónicas letanías, canten a viva voz sus canciones arrítmicas.
Una sociedad entera los cuida.
         

Silencio.

Se puede esperar mucho tiempo en silencio, entendiendo por esto la ausencia total y absoluta de palabras. Pero inexorablemente el silencio en algún momento se rompe, se termina e irrumpe la fuerza, en estos casos brutal, de lo que permaneció agazapado, escondido entre la maleza de la vida. Esas palabras surgen, muchas veces desordenadas, pero guardan en sus entrañas la verdad despojada de filtros...la verdad incondicionada de nuestro pasaje por el universo inhumano de la falta de comunicación.
El humano no esta completo si no puede expresar lo qué corre por su mente. La chorrera tantas veces amarronada de nuestros pensamientos ocluidos.
Confesar lo inconfesable. Largar sin reparo el viejo dolor, lejano pero marcado a fuego. 
Hablar de todo por encima de la conveniencia?
Este último tópico requiere mayores consideraciones...


Personas y palabras.

Hay hombres atados a sus palabras, humanos que recorren sus vidas buscando la permanente sintonía entre lo que piensan, dicen y luego hacen. Son personas que intentan obstinadamente dar con las palabras adecuadas para expresarse ante cada estimulo y algunas veces encuentran en estos signos sentido para seguir recorriendo su camino con una nueva energía.
Bucean en lecturas de mundos que hasta ese momento les eran ajenos, escuchan atentamente una canción que ya escucharon mil veces, encontrando siempre una nueva manera de entenderla.
Paradójicamente personas atadas, amarradas fielmente a sus ideas mutantes, pero enormemente libres.
¿Qué es la libertad para un ser humano sino la capacidad de pensarse y repensarse, construirse y reconstruirse?.¿Pensar el mundo, las ideas propias y ajenas, la vida? 
Sistema de valores, ideología, ética. Palabras qué para mucha gente dejaron de tener relevancia.
El fin de las ideologías proclamaron algunos...¿El fin de las ideas?...¿El fin de las palabras?.
Hay personas para las que las palabras son tan sólo una herramienta, un instrumento de comunicación, pueden ir hacia un lado o hacia el opuesto, la verdad esta en la acción, no en las meras palabras.
No importa si me desdigo con lo que hago, lo que realmente importa son los hechos, y entonces las palabras buscan justificar, muchas veces lo injustificable.
Filosofía, ideología, ética, principios, valores...palabras pequeñas que se derriten ante él "pragmatismo".
¿Que es exactamente esto del "pragmatismo"? o peor él ¿"pragmatismo ideológico"?.
Perdón por si alguien se siente ofendido por las palabras qué elijo, pero todo eso es pura mierda,
desecho desprovisto de consistencia conceptual.
¡Pragmáticos del mundo váyanse todos en hilera a la recalcada cajeta de sus respectivas progenitoras!
Nos quieren vender un mundo donde las ideologías les dejan el paso libre a ¿Qué?.
No existen señoras ni señores sin ideología, son sencillamente farsantes que optan por ocultarla,
la esconden sencillamente por impresentable, inconfesable, pervertida, absurda, delincuencial...  
No hay humanidad sin ideales. Las personas son sus ideas y sus palabras.   


La mirada cercada.

Muchas veces nos encontramos frente a situaciones que nos obligan a repensar y repensarnos.
Nosotros frente al mundo que nos rodea, incómodos frente a la constante mutación.
A veces sin mas remedio que dar vueltas alrededor de un malestar que no terminamos de comprender.
Una vieja foto no nos permite ver el nuevo cuadro que en el mismo lugar dibuja el presente.
Saltamos, damos vueltas en el aire y re visitamos las baldosas del pasado buscando la respuesta;
la respuesta que se haga carne y nos saque de la insoportable e ineludible pregunta.
Inevitablemente vivir es cuestionar y cuestionarse. ¿Hay otra forma de existencia humana posible?
¡Si, por supuesto! Muchos eligen mirar la misma foto hasta el hartazgo y se mueren tibiamente
amarrados a esa imagen desgastada.
El respetuoso silencio los acompaña a una tumba debidamente etiquetada y fin.


Mercado.

Después de cavilar largamente acerca de la cotidianeidad giratoria de mis horas, mis días, mis años, mis lustros y mis décadas. Después de leer y escuchar gran parte de la profusa obra desarrollada por la humanidad en su intento sesgado de explicar lo circundante. Después de embeberme y beber casi todo lo que llego a mis manos. Llego a una conclusión que me intranquiliza extensa y profundamente...
Estamos rodeados… no se trata de manía persecutoria, paranoia o algún otro trastorno delirante. Es la evidente convivencia con una fantasmagórica fuente emanadora de basura, de la que somos victimas y piezas componentes.     
Vivimos apegados a una serie de normas, mandatos y costumbres que nos hacen inevitablemente infelices. Dentro de este esquema de desarrollo social que llamamos genéricamente “sociedad de mercado” no existe la posibilidad de felicidad plena.
La propia naturaleza del sistema nos niega en gran medida esa búsqueda, tan necesaria para la existencia humana.
Sumergidos en nuestras posiciones en la sociedad vigente dejamos a un lado, día a día, nuestros intereses reales y nuestros sueños se tiñen de los escatológicos hábitos que nos impone la exasperada entonación consumista y marchamos lentamente al martillo, que perdió toda otra connotación simbólica que no sea la de mero noqueador de matadero.
El transcurrir insípido de millones y millones de personas en un planeta inundado de miseria, desequilibrio y hastió; en contraposición con el transcurrir insípido de otros tantos millones en otro planeta paralelo cargado de una imponente cantidad de materiales completamente inútiles.
Ganadores, perdedores que se sienten ganadores, optimistas, pesimistas, perdedores consuetudinarios, adeptos al consumo de narcóticos, alcohólicos, adictos al trabajo, desequilibrados crónicos de toda índole    y rebeldes; de los últimos cada vez menos; porque la supuesta rebeldía se transforma rápidamente en consonancia perfecta con el universo común. Pasando a ser otro producto de consumo indicado.
Pseudo hippies, pseudo punks, pseudo comunistas, pseudo intelectuales, pseudo personas.
Cantando dulcemente una tibia balada demente.
Entonces ¿Dónde esta la salida? ¿En algún extraño paraje perdido? Probablemente.
¿Dónde esta ese paraje? ¿Lo pueden imaginar?
-“La imaginación al poder”
Hasta esa significativa y hermosa frase proveniente de la explosión contracultural de aquel Mayo de 1968    se transformo en slogan y fue usada por el “sistema instituido” para publicitar desodorantes, autos, sillones, malacates, bebidas, golosinas, preservativos y una interminable lista de elementos constitutivos de nuestro particular estilo de subsistencia.
Igualmente, el poder de la imaginación es innegable y el exótico paraje soñado solo podrá ser realidad a través de ella.
Pensar para luego existir por encima de la inocua permanencia a la que estamos tan firmemente acostumbrados.
Volvernos más salvajes y a la vez más racionales.
Nada parece más inteligente que alejarse.
Habrá que seguir buscando más allá de las fatuas selvas de objetos inservibles; más allá de los dogmas soporíferos, de los ansiolíticos, de los papeles plegados, de las exasperadas ofertas, de los supermercados, de las torres de concreto, de las entidades financieras, de las instituciones religiosas con sus elípticas explicaciones de la realidad coagulada y de nosotros mismos.