jueves, 29 de marzo de 2012

Calle de dos manos.

El planteo de división en partes, por lo general en dos, de cualquier sociedad contemporánea, y de la Argentina en particular; suele ser presentado por los detentantes del grueso poder económico, como un error conceptual en el que caen torpemente algunas personas (de carácter con frecuencia populista) que se atreven a cuestionarles desde lo intelectual, lo ético y lo político, la legitimidad de ese poder, que ellos consideran dado en definitiva, y por consiguiente y en esencia natural.


- El extinguimiento de las ideologías (ajenas), las utopías (ajenas); ha sido sentenciado por estos defensores de un mundo rendido a los pies del mercado, que son también, como no podría ser de otra manera, los pies de sus intereses, los lindos y delicados pies de sus negocios.      


- "Poder de fuego" y de estrategia. Porque los que tienen la banca, el dinero, la guita, la tarasca, la mosca, la viyuya, el oro, el vil metal, o como quieran llamarlo; tienen las facultades necesarias para marcar la cancha y darle al juego en cuestión, las reglas que les resulten más convenientes u oportunas.
- Tienen el control, que cuanto más exiguo sea el Estado, es más perfecto y absoluto. 


El punto relativo al "Poder de fuego", podría merecer algunos párrafos aparte, tendientes a darle a la imagen metafórica un mayor y más preciso sentido descriptivo, puesto qué, los dueños de los becerros dorados y sus preceptores, no han dudado en meter balas de variados calibres a lo largo de la sangrienta historia, cercana y no tanto, y es exactamente a eso a lo que intento referirme cuando digo: "Poder de fuego". Y podría resultar gracioso, jocoso, hilarante, sino fuera tan trágico el hecho de que sean estos sujetos blindados, los que reivindican una supuesta paz social, que han alterado siempre, en honor a su religiosa búsqueda incesante de engrandecer sus arcas voraces. 


La división, tan fantasmal, de la República Argentina, como de tantas otras Repúblicas, Naciones, Países, etc, etc; esta fundada en dicotomías falsas (algunas) y concretas (varias), entre las que cuenta, claro esta, el "Poder de fuego".


- El viejo y sentido deseo Liberal, o Neo-liberal, o Conservador del esquema Libertario, o como carajo les guste nombrar a ese anhelo de un orden instituido por el desarrollo armónico de un pujante mercado, ligeramente regulado por un Estado muy mínimo, minúsculo, insignificante, y respaldado solo y fundamentalmente en lo técnico administrativo; se contrapone con la aspiración, más socialista, de un Estado rector y que resulte malla de contención para los menos favorecidos (sepan disculpar el eufemismo) por el sistema capitalista imperante en la casi totalidad del universo conocido; a este ultimo concepto se le podría asignar el rotulo de "Estado de bienestar". 


En la sacrosanta alternancia democrática, se puede dar, con inesperada frecuencia, que las mayorías populares habilitadas para el sufragio, caigan en la propuesta de los que a primera vista, parecieran ser la otra cara de sus monedas, la otra vía, la mano contraria de estas calles de doble sentido circulatorio.


- La perimida lucha de clases, que a los efectos de no resultar tan Marxista, podría definirse como conflicto de intereses, es pasada por alto por las personas comunes que flamean sus votos y entran en cardumen en las redes de sus pescadores.      


- Las razones y las ausencias de las mismas, guardan numerosos y enigmáticos interrogantes para el que escribe.


- Seguiré guardando la inconmovible y peregrina esperanza de que ninguna mayoría popular le siga dando el voto a sus captores.
          
  

sábado, 24 de marzo de 2012

Por estos días.

Por estos días recordamos en este extenso, variado y mágico pedazo de tierra que algunos damos en considerar orgullosamente: "Patria". Aquellos tiempos en los que el estado, en manos de las cúpulas militares y sus incólumes socios civiles, le infringiera a la sociedad Argentina ese dolor oscuro y profundo que concluyeron en llamar: "Proceso de reorganización Nacional". 


- Hemos caminado los años que nos separan de ese cumulo de hechos execrables, con la imagen de alrededor de 30.000 detenidos desaparecidos en nuestras retinas y en nuestras manos. Los llevamos con nosotros, en su doble carácter de quemadura y de fuego inextinguible. 
Ningún terrorismo previo o colindante, logra justificar aquel despreciable terror impuesto por ese gobierno de facto, que se llevo por delante todos los códigos que previó la humanidad integra, para circunstancias que podrían considerarse similares.
Asquerosa detentación de un poder devenido de las armas que les proveyera su pueblo, al que no tuvieron reparo alguno en acorralar, sin la más mínima dosis de vergüenza. Apoyándose, ellos, auto proclamados patriotas, en una doctrina que les fuera impuesta desde el exterior, por intereses bien lejanos a los Argentinos. 
Apoyados desde antes de un primer momento, enteramente claro esta, por los supuestos "nacionales" cultores de la factibilidad asegurada de sus negocios, y por la jerarquía de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Hipócrita y Romana. 
  
- Personalmente, cuando hablo de patria, hablo también de esas 30.000 heridas y hablo de un sueño en perpetua construcción. Un sueño que en el caso de la República Argentina, empieza en el preámbulo de la Constitución y probablemente no termine nunca. 


- Memoria, Verdad y Justicia.