martes, 29 de noviembre de 2011

Reiterándome en la apreciación de la bestia.

La maleta del loco.


- Me acerque consciente de que no iba a ser bien recibido. Siempre existió entre nosotros una animosa tensión, ingobernable por ninguna de las partes. Fuimos amigos durante unos pocos minutos, para inmediatamente después, convertirnos en compartimentos antagónicos.
Desde el principio admire su inquebrantable fiereza. Creo que el sentía algo parecido, aunque yo nunca fui tan fiero.
Aquella noche entré al Bar añejo sin reconocer a nadie, ni siquiera a los conocidos; el paso del tiempo y sus impregnadas anomalías, me fueron convirtiendo a cierta forma de ostracismo empírico.   
Me senté a un costado del escenario, cerca, pero pegado a la pared contraria al acceso de los músicos.
Pedí cerveza negra y maníes salados... claro.
   - ¿ Sos vos, demente ? - Me pregunto una Mara inconcebiblemente más hermosa que 10 años atrás.  
   - Creo que si, pero no. Le respondí sonriendo ligeramente, densamente conmocionado por verla tan tremendamente bella. Esos fantásticos ojos negros de magnitud y profundidad inconmensurables...y esos labios.
   - Claro...si... soy yo, pero bastante más ciego, más sordo y más loco.  
   - ¿ Más loco, todavía ? Imposible, no te puedo creer. Me dijo con esa voz repiqueteantemente suave. 
   - Nos vemos después Joe, me tengo que ir a la puerta. 
   - Ok. mon amour.   


- Lentamente la atmósfera del lugar se fue transformando, se preparaba la esperada aparición del séquito de la bestia, para el posterior ingreso infernal de la bestia en persona.
Unas ondas desperdigadas empezaron a dar a luz... y rápidamente algunos golpes de tambor dieron lugar a un increyendo fantasmagórico. Distorsión valvular profusamente externada, aplausos y...???
- Derramando las endebles piernas, tal su vieja y consolidada costumbre, subió el terrible pedazo de chapa crujiente, maleta en mano... Agazapado, extrajo el instrumento conector de su furia y salto violentamente, huyendo hacia adelante, para clavar un inhumano bramido jurásico, que solo tiene comparación en el mundo más salvaje, extirpado de este planeta de mierda que pisamos.