viernes, 20 de noviembre de 2015

Perro

Soy un perro viejo en el costado de todo, hasta en el costado de mi propia vida. Tuve un perro que en el final era como yo estoy siendo ahora; no se dejaba llevar a ningún lado, estaba siempre tirado al margen; cerca de la estufa o al sol, en el patio, o en el rincón pegado a la escalera o en un hueco en la cocina o en la terraza. No se dejaba nunca convencer por nadie…, por las caricias de nadie; se dejaba acariciar en donde estaba pero no se dejaba llevar a ningún lado, por nadie; iba sólo donde quería ir, nada más… Aunque conmigo era a veces levemente distinto, creo recordar, a veces se me acercaba lentamente; es que yo comprendía su cansancio; hoy lo comprendo aún mejor. Vinícius de Moraes decía que el mejor amigo del hombre era el whisky, que el whisky era un perro embotellado; hoy no tengo perro, tengo whisky…, y además soy bastante mi propio perro… Un perro viejo como mi viejo perro. 

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