sábado, 21 de noviembre de 2015

Fedu

Me pareció ver a mi amigo Fedu mucho más delgado, con ropa para correr, impecable, limpio, la barba prolijamente recortada y el pelo también, algo más canoso, sin el eczema que le suele cruzar la cara, en la calle a unos metros. Estaba solo, sin Nuria, lo que me resultó muy raro porque mi amigo Fedu nunca está solo, sin Nuria, porque Nuria aparte de ser su esposa desde hace muchísimos años es como una suerte de acompañante terapéutica de Fedu que, si no está ella, se suele meter en problemas, como tomar demasiado o incurrir en el uso abusivo de sustancias o comer en exceso o simplemente pelearse con cualquiera que pase al lado suyo por completas estupideces inexplicables. Saltaba en el lugar mientras esperaba que lo habilite el semáforo y movía los brazos extendidos haciendo círculos en el aire. Me causaron gracia sus zapatillas fosforescentes y enseguida pensé que ese Fedu tan extraño no podía ser, de ninguna manera, mi querido amigo Fedu porque mi amigo Fedu estaba muerto.

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