jueves, 7 de mayo de 2015

Las vísceras de Argentina se llaman Eva


En nuestro lenguaje el tiempo puede ser el clima y, también, puede ser el material indescifrable del que están hechas nuestras horas. El tiempo puede ser distancia… quizás, esa distancia que nos deja ver con mayor amplitud.


Al desierto verde, con títulos de propiedad en pocas manos, un día llegó una irrupción desaforada. Un bramido furioso que se levantaba desde las entrañas. El grito enardecido tenía millones de caras, pero tenía una particularmente hermosa.  

Las vísceras revueltas por la injusticia tuvieron desde ese instante un nombre… una sonrisa de madre, de hermana, de compañera.

“Viva el cáncer”, dijeron algunos. Otros dijeron, sencillamente, “Evita vive”.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario