lunes, 21 de mayo de 2012

La hora del trabajo.

Una desopilante gran taza roja cruzada por finas líneas amarillas y blancas, desbordando de pseudo-café descafeinado ligeramente cortado con leche; enfriada por una serie de interrupciones encadenadas, recalentada en un horno eléctrico. - Bueno: no la taza, el símil-café. - ¡Que basura! - ¡Que asquerosa e inmunda basura! - ¡Que repugnante e hilarante basura! – No puedo parar de reírme como un idiota mientras intento tomar este brebaje anómalo.
- Le digo horno eléctrico a lo que debería llamar para ser exacto: horno de microondas, porque en realidad se entiende por horno eléctrico otra cosa muy distinta; aunque bastante parecida para los legos, ignorantes en la materia como yo en este caso, y en tantos otros casos, que guardan una importancia relativa, extremadamente superior a esta pelotudez supina con la que ocupo este tiempo y espacio.
Los hornos de micro-ondas son en su funcionamiento, para mi, un enigma que no tengo la más mínima voluntad de intentar desentrañar. - Que revoten interminables las ondas, de lo que mierda sean. ¿Si es qué rebotan? - O que hagan lo que demonios quieran. No tengo ningún problema. Me chupa un completo huevo. Uso esta puta cagada sólo para calentar alguna puta cosa.
- Voy a ir a tomar un café similar a la verdad al bar infecto contagioso que tiene su asiento en la emputecida y deteriorada esquina próxima.
Despejarse un poco de la cotidiana rutina, no está de más. Caminar unos cuantos pasos. Siempre sueño mientras camino. Siempre sueño.
Las mesas y sillas oscurecidas por la mugre, al igual que las paredes y el resto de la escenografía. Las personas…
Un diario repleto de otro tipo de mugre, desperdigado sobre una de las mesas. Ahí me siento.
Mirar la calle transcurrir, sin ver absolutamente nada.

1 comentario:

  1. Creo habértelo dicho ya muchas veces, amigo. Tu estilo de escritura me gusta muchísimo. Será porque soy de ésas que disfrutan del realismo sucio de Carver y veo en vos esa veta. Esa manera de transformar un segundo en una vida, en un montón de palabras y descripciones que te dejan exhausto. Lo lográs, lo lográs y te felicito. Algunos sólo podemos escribir sobre las grandes épicas. No tenemos ese talento que admiro tanto en vos. Salud y gracias! Siempre gracias.

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