María
había pasado caminando por ese mismo lugar, hacía un tiempo, unos años. Pasó
caminando con rapidez. Tenía puesto un vestido corto, violeta, brillante, el
pelo largo, rubio, zapatos con mucho taco, los ojos muy pintados y la boca
también. Era hermosa.
Después,
un tiempo, unos años después, pasó caminando rápido pero no tanto, por ese
mismo lugar. Llevaba un vestido con flores impresas, un poco más largo, unas
sandalias, no con tanto taco, pintada levemente. Era muy hermosa.
Luego,
pasados unos años, pasó llorando.
Unos
meses después, pasó con unos grandes paquetes abrazados, le costaba caminar, se
había lastimado un pie con algo.
Ayer
pasó lentamente.
Fumaba un cigarrillo largo y delgado.
Los
ojos partidos.
Hablaba
sola.
Se parecía a su madre.
A
veces la vida se detiene en un cuadro, un buen rato. La mayor parte del tiempo
es furiosa.
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