Tengo
guardada una foto tuya en la que estás con algo mínimo, negro, como para una
noche especial; tenes los hombros completamente descubiertos y se puede ver bastante
de tus hermosas tetas. Y pecas, pecas y pecas… delicadas. Es un primer plano
bien directo, absoluto. Miras a la cámara sin sonreír abiertamente pero de algún
modo risueña, esa vivacidad tuya está muy firme en los ojos y se despliega por
cada centímetro de tu piel…, juega en tu boca. No tenes maquillaje, el pelo
tirado hacia atrás, la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha… No puedo
no hablar de futuro.
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