sábado, 24 de marzo de 2012

Por estos días.

Por estos días recordamos en este extenso, variado y mágico pedazo de tierra que algunos damos en considerar orgullosamente: "Patria". Aquellos tiempos en los que el estado, en manos de las cúpulas militares y sus incólumes socios civiles, le infringiera a la sociedad Argentina ese dolor oscuro y profundo que concluyeron en llamar: "Proceso de reorganización Nacional". 


- Hemos caminado los años que nos separan de ese cumulo de hechos execrables, con la imagen de alrededor de 30.000 detenidos desaparecidos en nuestras retinas y en nuestras manos. Los llevamos con nosotros, en su doble carácter de quemadura y de fuego inextinguible. 
Ningún terrorismo previo o colindante, logra justificar aquel despreciable terror impuesto por ese gobierno de facto, que se llevo por delante todos los códigos que previó la humanidad integra, para circunstancias que podrían considerarse similares.
Asquerosa detentación de un poder devenido de las armas que les proveyera su pueblo, al que no tuvieron reparo alguno en acorralar, sin la más mínima dosis de vergüenza. Apoyándose, ellos, auto proclamados patriotas, en una doctrina que les fuera impuesta desde el exterior, por intereses bien lejanos a los Argentinos. 
Apoyados desde antes de un primer momento, enteramente claro esta, por los supuestos "nacionales" cultores de la factibilidad asegurada de sus negocios, y por la jerarquía de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Hipócrita y Romana. 
  
- Personalmente, cuando hablo de patria, hablo también de esas 30.000 heridas y hablo de un sueño en perpetua construcción. Un sueño que en el caso de la República Argentina, empieza en el preámbulo de la Constitución y probablemente no termine nunca. 


- Memoria, Verdad y Justicia.

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