Una desopilante gran taza roja cruzada por finas líneas
amarillas y blancas, desbordando de pseudo-café descafeinado ligeramente
cortado con leche; enfriada por una serie de interrupciones encadenadas,
recalentada en un horno eléctrico. - Bueno: no la taza, el símil-café. - ¡Que basura! - ¡Que asquerosa e inmunda
basura! - ¡Que repugnante e hilarante basura! – No puedo parar de reírme como
un idiota mientras intento tomar este brebaje anómalo.
- Le digo horno eléctrico a lo que debería llamar para
ser exacto: horno de microondas, porque en realidad se entiende por horno
eléctrico otra cosa muy distinta; aunque bastante parecida para los legos,
ignorantes en la materia como yo en este caso, y en tantos otros casos, que
guardan una importancia relativa, extremadamente superior a esta pelotudez
supina con la que ocupo este tiempo y espacio.
Los hornos de micro-ondas son en su funcionamiento, para
mi, un enigma que no tengo la más mínima voluntad de intentar desentrañar. -
Que revoten interminables las ondas, de lo que mierda sean. ¿Si es qué rebotan?
- O que hagan lo que demonios quieran. No tengo ningún problema. Me chupa un
completo huevo. Uso esta puta cagada sólo para calentar alguna puta cosa.
- Voy a ir a tomar un café similar a la verdad al bar
infecto contagioso que tiene su asiento en la emputecida y deteriorada esquina
próxima.
Despejarse un poco de la cotidiana rutina, no está de
más. Caminar unos cuantos pasos. Siempre sueño mientras camino. Siempre
sueño.
Las mesas y sillas oscurecidas por la mugre, al igual que
las paredes y el resto de la escenografía. Las personas…
Un diario repleto de otro tipo de mugre, desperdigado
sobre una de las mesas. Ahí me siento.
Mirar la calle transcurrir, sin ver absolutamente nada.
Creo habértelo dicho ya muchas veces, amigo. Tu estilo de escritura me gusta muchísimo. Será porque soy de ésas que disfrutan del realismo sucio de Carver y veo en vos esa veta. Esa manera de transformar un segundo en una vida, en un montón de palabras y descripciones que te dejan exhausto. Lo lográs, lo lográs y te felicito. Algunos sólo podemos escribir sobre las grandes épicas. No tenemos ese talento que admiro tanto en vos. Salud y gracias! Siempre gracias.
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