Me
pareció ver a mi amigo Fedu mucho más delgado, con ropa para correr, impecable,
limpio, la barba prolijamente recortada y el pelo también, algo más canoso, sin
el eczema que le suele cruzar la cara, en
la calle a unos metros. Estaba solo, sin Nuria, lo que me resultó muy raro
porque mi amigo Fedu nunca está solo, sin Nuria, porque Nuria aparte de ser su
esposa desde hace muchísimos años es como una suerte de acompañante terapéutica
de Fedu que, si no está ella, se suele meter en problemas, como tomar demasiado
o incurrir en el uso abusivo de sustancias o comer en exceso o simplemente pelearse
con cualquiera que pase al lado suyo por completas estupideces inexplicables.
Saltaba en el lugar mientras esperaba que lo habilite el semáforo y movía los
brazos extendidos haciendo círculos en el aire. Me causaron gracia sus
zapatillas fosforescentes y enseguida pensé que ese Fedu tan extraño no podía
ser, de ninguna manera, mi querido amigo Fedu porque mi amigo Fedu estaba
muerto.
sábado, 21 de noviembre de 2015
viernes, 20 de noviembre de 2015
Perro
Soy
un perro viejo en el costado de todo, hasta en el costado de mi propia vida.
Tuve un perro que en el final era como yo estoy siendo ahora; no se dejaba
llevar a ningún lado, estaba siempre tirado al margen; cerca de la estufa o al
sol, en el patio, o en el rincón pegado a la escalera o en un hueco en la
cocina o en la terraza. No se dejaba nunca convencer por nadie…, por las
caricias de nadie; se dejaba acariciar en donde estaba pero no se dejaba llevar
a ningún lado, por nadie; iba sólo donde quería ir, nada más… Aunque conmigo
era a veces levemente distinto, creo recordar, a veces se me acercaba
lentamente; es que yo comprendía su cansancio; hoy lo comprendo aún mejor. Vinícius
de Moraes decía que el mejor amigo del hombre era el whisky, que el whisky era
un perro embotellado; hoy no tengo perro, tengo whisky…, y además soy bastante mi
propio perro… Un perro viejo como mi viejo perro.
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